Esta es tu última noticia por ver este mes
Navega sin límites durante 6 meses por solo 19,95€, ahorra un 50%
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Te quedan noticias por ver en este mes
Te queda 1 noticia por ver en este mes
Navega sin límites durante 6 meses por solo 19,95€, ahorra un 50%
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Dicen los electricistas que si nunca te han saltado los plomos es que tienes contratada más potencia de la que necesitas. En nuestras casas hace tiempo que los plomos y los fusibles fueron sustituidos por el ICP (Interruptor de Control de Potencia, antes analógico y ahora integrado en el contador inteligente), pero la premisa no deja de ser cierta; si no hemos tenido ningún corte de luz por enchufar un aparato eléctrico de más, podemos abaratar la factura ajustando la potencia a las verdaderas necesidades de nuestro hogar. La cuestión es cómo hacerlo, hasta dónde bajarla.
La potencia son los kilovatios (kW) de los que disponemos, y eso es lo que pagamos; no su uso, sino su disponibilidad. Así, se nos da un precio por kilovatio y día que luego se multiplica por 30, independientemente de los kilovatios que realmente hayamos consumido. De modo que, al ajustarla a la baja, la reducción se notará en todas las facturas que paguemos de ahí en adelante. Una rebaja que repercutirá además en la carga fiscal de la factura. Primero, porque pagaremos menos por el Impuesto a la Electricidad (supone un 5,11%, aunque desde septiembre ha sido reducido al 0,5% y mantendrá este valor hasta diciembre), y después porque al conjunto de la factura (es decir, una vez sumado el Impuesto a la Electricidad) se le aplica el IVA, ahora rebajado al 5% pero habitualmente situado en el 21%.
Para ajustarse a lo que necesitamos hay que fijarse en el consumo diario que hacemos. O mejor dicho, saber el máximo de kilovatios que podemos llegar a emplear en los momentos de más consumo. Para tener una aproximación podemos sumar la potencia de los electrodomésticos más importantes. Después hay que tener en cuenta el factor de simultaneidad (porque hay aparatos que funcionan a la vez), lo que supone multiplicar la suma anterior por 0,5 si hacemos un uso intensivo de los electrodomésticos o un 0,25 si es esporádico, que es lo normal en los hogares. Al resultado habría que sumarle un kilovatio de margen para la iluminación y los pequeños electrodomésticos.
Hoy en día lo más sencillo es echar mano de las calculadoras de potencia que podemos encontrar en las web de las propias compañías eléctricas, aunque también tenemos la opción de pedir a un experto que haga un cálculo más preciso a partir del tipo de instalación que tengamos (monofásica o trifásica) , los miembros de la familia, nuestros hábitos de consumo, los electrodomésticos que empleamos y cómo lo hacemos (¿lavamos con agua calientes o con los programas en frío?, por ejemplo), el aislamiento de la vivienda, el tipo calefacción…
Cuando tengamos el dato y lo comparemos con la potencia actual debemos saber que podemos rebajar ésta en tramos o múltiplos de 0,1 kw y que desde el año pasado además es posible contratar dos potencias, una para las horas punta y otra para las valle, aunque sólo es aconsejable si el usuario está muy seguro de sus hábitos de consumo. Con la potencia justa puede que tengamos algún corte ocasional y baste con gestionar bien cuándo y cómo utilizamos algunos electrodomésticos, pero si los cortes son cotidianos habrá que volver a subirla.
Esto es importante porque bajar la potencia es gratis pero volver a subirla, no, ya que las compañías sólo están obligadas a hace un cambio gratuito al año. En caso de tener que subir la potencia habrá que pagar unas tarifas marcadas por ley: 9,04 euros por derechos enganche independientemente de los kilovatios que contratemos; 19,07 euros por kilovatio como derechos de acceso y otros 17,37 euros por kilovatio por derechos de extensión. Para solicitar el cambio no hay que acudir a la compañía con la que se tiene contratado el suministro (la comercializadora) sino a la distribuidora de referencia en la zona donde se ubique el inmueble. En el País Vasco es Iberdrola.